viernes, 23 de mayo de 2008

Historia niñez.



En mi niñez sólo tuve un juguete, era un a camión rojo con 3 llantas, ya de lo viejo, para mí era lo más valioso en ese momento, era con el que me entretenía y pasaba viajando de una lugar a otro imaginariamente.


Mis papás se la pasaban haciendo los oficios de la finca; ordeñando, recogiendo café, mejor dicho haciendo de todo para poder mantenernos bien.
¡Mi mamá! Siempre, siempre fue especial, quería lo mejor para mí, mi papá frecuentemente me decía “hay que valorar la vida y solo dura un momentico”, el sueño de ellos era ver me convertido en una persona preparada, que supiera leer y escribir, que aprendiera todo lo que hechos no sabían.

De mi familia se salvaba mi tía, ella podía tenerlo todo, miles y miles de cosas, hasta camiones rojos o si quería azules, los que quisiera.
Mi tia siempre criticó a mis papás por tenerme viviendo con ellos, en esa finca llena de maleza, con la casa casi caída, rodeado de inmundicias, sin nada, comiendo cualquier cosa; para ella esa era una porquería de vida.

-¿déjame llevar al niño?, yo le puedo proporcionar muchas más cosas que tú y tu marido.- le decía mí tía a mí mamá, mientras yo escuchaba todo detrás del lavadero.

- es lo único que tengo.

- ¿pero qué le pueden proporcionar? ¿No quieren verlo prosperar, mujer?

Mi tía me llevó con ella, yo iba a ocupar el papel que nadie pudo ocupar, el de hijo, pues ella me veía como si lo fuese, mi mamá se quedó en la finca con mi papá, muy triste pero sabían que era lo mejor.


La casa de mi tia era, ¡increíble! Toda la finca era uno de los baños de esa casa, las sillas parecían una cama, nunca había visto algo así.
Empecé aprender muchas cosas en la sede educativa en la que mi segunda mamá me ingresó, lo que quedaba de ese niño con zapatos rotos era muy poco.


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